te permite descubrir todo de una forma totalmente distinta a cualquier otra. Desde la ventana de un bus, por ejemplo, uno no deja de estar dentro de un habitáculo y lo que observa, pasa ahí afuera, como en una TV. Uno se convierte en observador pasivo y todo se mueve aburridamente en un marco.
Por el contrario, subido a tu motocicleta estás en contacto con absolutamente todo. Estás ahí; en la escena de forma activa. La sensación de presencia es abrumadora. A tan solo cinco centímetros de tus pies todo pasa zumbando; y está justo ahí. Pero en cualquier momento puedes poner tu pie en el suelo, y en ese instante, en ese preciso momento, la experiencia queda grabada en tu conciencia para siempre.
Robert M.Pirsig
(Zen y el arte de la mantención de la motocicleta)